MARTES 4

Inés, como todos los días, salió con los cerdos; esta vez al arroyo de Torrejón. A la misma hora del mediodía, y de igual manera que el día anterior, se le volvió a aparecer la Señora:.
– Cata que te mando que lo digas, e si no te creyeren, yo t

Y desapareció la Señora.

 

  • Fija ¡porque no dijiste lo que te mande decir?
  • No lo he osado decir por recelo que no sería creida.
  • Cota que te mando que lo digas, e asi no te creyeren, yo te dare señal para que te crean.
  • Señora quien sois.

Eso no te dire agora.

 

Inés se decidió ya a contar lo que le había sucedido. Habló con sus padres y con otras personas del lugar, pero sus padres le dijeron que mentía, y que se callase, que la iban a tomar por bebida.

 

 

VIERNES 7

 

Este día nuestra pastorcita guardaba los cerdos en el llamado Prado Nuevo, cuando por tercera vez, a igual hora que los días anteriores y vestida de la misma forma, se le volvió a aparecer la Señora.

 

 

  • – – Fija ibas dicho lo que te mande decir?
  • Si, Señora. Lo he dicho a mi padre e a mi madre, e a otras personas.
  • So has de decir e publicar al clerigo e a todas las gentes sin ningun miedo

De temor.

dicho lo que te las gentes sin ningún miedo ni temor.

Inés, como era viernes de cuaresma, ayunaba; no comió, ni antes ni después de la aparición, según declaró posteriormente.

De vuelta a su casa repitió a sus padres las palabras de la Señora. Su padre le dijo: “Calla, loca, que mientes”, su madre, en cambio, terminó animándola: “Pues, fija, dilo”.